En los siguientes párrafos es posible observar un compendio de las distintas etapas en los más de 50 años de existencia de la Cuba Revolucionaria.
El proceso se ha subdividido:
a) la exploración de un camino socialista propio
b) la adecuación, a partir de 1976, de las experiencias socialistas europeas a la realidad cubana en materia de organización político-social y dirección de la economía
c) las medidas aplicadas durante (1990-2006) en el contexto del llamado Período Especial en Tiempo de Paz
d) comentarios al significado y alcance de los acuerdos del VI Congreso de PCC para renovar el “Modelo Socialista” vigente en el país.
Nueva vía al socialismo (1959-1975)
El nuevo orden jurídico se formó con el diseño de instituciones y organismos diferentes a las existentes hasta el momento. En este orden, el papel central lo desempeñó el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA). Se constituyó en un Estado dentro del Estado. Así, las necesidades de financiamiento que exigían las unidades del INRA que pasaban a engrosar el patrimonio estatal que llevó a la creación de un fondo centralizado.
EN 1961 se crea el Ministerio de Industrias y se lo aplicó en el nuevo sistema. Las empresas que usaban tecnologías comunes, se agruparon en consolidados que, a la vez, subordinaban unidades y talleres; aplicaron métodos centralizados de planificación; cubrieron sus gastos mediante un fondo presupuestado. Los ingresos recaudados iban directo a la caja del Estado.
El carácter mixto de la economía, integrado por estatales y privados, encontró hasta finales de la década de 1960, un mercado semicautivo al establecerse limitaciones y controles para la distribución de bienes de amplio consumo popular. Posteriormente la Ofensiva Revolucionaria eliminó todo tipo de actividad privada e individual (excepto en el agro y el transporte), y en la práctica, despojó al mercado de sus funciones económicas.
A mediados y fines de 1960 surgen factores político-económicos que distanciaron las prácticas en la organización, gestión y dirección económica. En lo político, las funciones del Partido y del Estado se fundieron. Los grandes saltos económicos; sumado unión, parecieron consagrar un nuevo “Modelo Socialista”.
Así, en 1967, se introdujo un Sistema de Registro Económico que eliminó lo cobros y pagos entre las empresas del sector socialista y, con ellos, las relaciones mercantiles en el área estatal por considerarse demasiado capitalistas.
De esta manera, el novedoso “Modelo Socialista” que se intentó gestar en el periodo 1960-1970, pareció concretar algunos de sus rasgos característicos en la identificación de la propiedad estatal como sinónimo de socialismo.
Igualmente hizo de la planificación centralizada la razón de ser del ideal de la economía socialista; en el entorno del componente estatal, más la centralización económica, se giró los ensayos hacia la adopción del sistema de dirección y gestión de la economía. Esto pudiera explicar la persistente aceptación del mercado y las relaciones monetario-mercantiles, como un mal necesario. Asimismo, el énfasis en el desarrollo social quedó como fisonomía indeleble del proceso revolucionario abierto en 1959.
Finalmente, el período sirvió para desarrollar experiencias conducentes a una nueva División Político Administrativa (DPA); crear los cimientos que institucionalizaron las formas de poder político que adoptaría la Revolución, así como introducir los métodos y mecanismos que dieran carácter sistémico a la gestión y funcionamiento de la economía.
Aproximación al Socialismo Real: 1976-1990
En 1974 se sancionó una nueva DPA de 14 provincias, 169 municipios y un municipio especial, la Isla de la Juventud y limitó a tres los niveles organizativos del país: nacional, provincial y municipal.
Se adopto un “Modelo Soviético”. En lo económico, la columna central recayó en la propiedad estatal sobre los medios de producción. En lo político: dictadura del proletariado; luego asumida como “Estado de todo el pueblo”, en calidad de hechura más desarrollada de democracia. En lo social, eliminación de la explotación del hombre por el hombre: provisión estatal para todo ciudadano: garantía de educación, salud, trabajo, vivienda, cultura y seguridad en la vejez.
El proyecto socialista tejido en la URSS quedó uncido a un modelo que hizo de la ideología; factor integrador de las relaciones sociales. De este modo, el accionar de las instituciones transcurría de la esfera ideológica a la política y de ésta a la economía. En otras palabras, la ideología se erigió en sostén del proyecto social y ente que aglutinó las áreas políticas, económico-sociales y estatales.
Al redefinirse desde 1975 el ordenamiento político-institucional del país, se adoptó una mayor representatividad en las instituciones y la dirección del Partido.
Por otra parte, en la variante tropical de socialismo el papel de la propiedad estatal en la economía no se dio igual que en el socialismo conocido. En 1989, el peso relativo de los fondos básicos estatales en la economía nacional era, en la agricultura, 92%; en la industria, la construcción, el transporte — excepto un pequeño grupo de operadores privados –, el comercio mayorista, minorista, y exterior y en la banca, del 100%. En Cuba, propiedad estatal y socialismo parecieron simbolizar el mismo ideal.
Así, el Sistema de Dirección y Planificación de la Economía se fundamentó en la propiedad estatal sobre los medios de producción, el carácter de ley del desarrollo planificado, un plan único de la economía nacional, y la planificación centralizada. Las tareas del desarrollo económico-social se incluían en los planes quinquenales.
Operaban las relaciones mercantiles, pero despojadas de contenido real; solo servían para el control contable en calidad de elementos para medir el empleo por las firmas de los medios disponibles. El mercado tenía un limitado papel en la esfera de la circulación, para ajustar la oferta a la demanda.
Por otro lado, afloraron desviaciones económico-sociales. Según la percepción de la dirección del país, los aspectos monetario-mercantiles fueron absolutizados en detrimento de motivos no directamente económicos y de sus mecanismos de realización.
Al ponerse en evidencia las deformaciones más manifiestas del SDPE, fue abierta una revisión de la política económica, dirección y gestión de la economía, denominada “Rectificación de errores y tendencias negativas”.
Mientras, la caída del socialismo en el centro-este europeo, y enrarecerse el clima político y ulterior desintegración de la URSS, borraron rápidamente las condiciones exteriores a las que estaba encadenada la economía cubana. Circunstancias que sirvieron para sacar a flote las ineficiencias económicas ocultas en el SDPE, y en los parches introducidos durante el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, paliados por el generoso tratamiento recibido por la Isla en sus relaciones económico-financieras externas, en primer lugar, por las mantenidas con el país de los soviets.
Así, desde 1990, inicia la Isla, un derrotero inédito para el manejo económico, después de casi treinta años de una práctica separación del mercado mundial capitalista.
Periodo Especial en Tiempos de Paz: 1990-2006.
Entre 1990 y el 2011, es posible distinguir, al menos cuatro ciclos, dentro de los más de veinte años que Cuba ha venido intentando remontar la más grave de las crisis económicas habidas en la etapa revolucionaria.
El primer momento se extendería hasta 1993, calificado como “administración de la crisis”. Caracterizado por descenso del Producto Interno Bruto (PIB), caída de la capacidad importadora del país, congelamiento de los precios, subsidios a las empresas con pérdidas. En tanto, se mantuvo y fortaleció la prioridad a los servicios educativos, salud y seguridad social.
El segundo, iniciado en 1994 y lo extendemos hasta el 2002, que unos llamaron de “reanimación”, y otros, de “recuperación económica irreversible”. La economía creció. Fue destacado que dentro de la opción socialista, el país contó con una estrategia flexible que dio respuesta al doble bloqueo, al impuesto por los Estados Unidos, desde 1960 y al surgido del ajuste geopolítico que significó la desaparición de la URSS, y cortar las autoridades rusas los lazos económicos con Cuba.
Los años del 2003-2007, abren el tercer tiempo en el Período Especial, al ponerse en práctica un programa caracterizado como “Batalla de Ideas” que implicó, entre otras medidas, a la gestión empresarial y la dirección de la economía, acentuó la recentralización en la toma de decisiones que desde finales de la segunda mitad de los años 90 del pasado siglo se operó en la gestión de la economía; comenzando por las actividades ligadas al comercio exterior y por un control directo sobre los recursos asignados a las empresas.
Actualización del Modelo Económico-social: 2007…
Una cuarta etapa en el manejo de la crisis en el Período Especial, puede considerarse que comienza cuando el Presidente Raúl Castro Ruz reconoció la necesidad de “introducir los cambios estructurales y conceptos que resulten necesarios (…)”. Variados fueron los factores que coincidieron para agravar la situación económico-social en el país; entre ellos contaron los climáticos, el entorno internacional, en especial la crisis estructural sistémica por la que atraviesa el sistema capitalista, la caída de los precios de los productos exportables, así como el incremento de las restricciones para obtener créditos.
Para revertir los desequilibrios fiscales se han aplicado, entre otras, medidas como la cancelación gradual de subsidios, la aprobación de una nueva Ley de Seguridad Social, elevó la edad de jubilación a 60 años para las mujeres y 65 para los hombres; reducción de inversiones e importaciones, así como estrictas medidas de ahorro energético.
También es objeto de redefiniciones y eliminación la política de gratuidades que, debe en el tiempo, quedar acotada a la educación y a la salud. Se ha reconocido que la economía, con su actual vulnerabilidad, no puede seguir financiando el «modelo de protección social» cubano.
En el aparato productivo y en la gestión empresarial se introducen cambios significativos. Ante todo, se restablecieron los esquemas de financiamiento en divisas cerrados; las entidades que generan ingresos en monedas convertibles retienen parte de sus entradas para cubrir sus necesidades de insumos y otras obligaciones internas.
En perspectiva, entre otras transformaciones, está previsto que las empresas estatales se financien mediante el sistema bancario, lo que implica que tendrán que hacer frente, con sus resultados económicos, a las deudas contraídas. En el 2011-2015 el país cuenta con un plan quinquenal, después de años de planificación anual y programas específicos.
Dado el VI Congreso de Partido Comunista de Cuba (PCC) se elaboró un documento final que subrayó que en la “actualización del modelo económico-social” primará la planificación, la cual tendrá en cuenta las tendencias del mercado. Principios que deben armonizarse con una mayor autonomía de las empresas estatales y el desarrollo de otras formas de gestión. El “Modelo” delineado integrará y promoverá, además de las compañías estatales socialistas, sustrato principal de la economía nacional, variantes de la inversión extranjera, las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia, así como otras modalidades que contribuyan a elevar la eficiencia económica.
El VI Congreso del PCC dio un paso importante en el ordenamiento social, al delimitar que el Estado regula lo que concierne al ciudadano, pero no tiene porque intervenir en las relaciones entre dos individuos.
Sin embargo, como las deliberaciones en el Congreso se centraron en la Política Económica y Social, diseñada para “actualizar el modelo económico” vigente, el Partido dispuso abordar otras cuestiones conceptuales y sociales que atañen a la evolución futura del país, en la Primera Conferencia Nacional del PCC, efectuada (28/1) del 2012. Dentro de los puntos tratados es posible resaltar, entre otros:
-Promover la cultura del diálogo y el debate en los ámbitos político, público e institucional; que concite al el respeto y la confianza como premisas para dialogar, debatir, criticar y asegurar un estilo cada vez más participativo y democrático en la toma de decisiones. A partir de los méritos, resultados y cualidades personales, el PCC trabajará para promocionar a cargos principales a mujeres, negros, mestizos y jóvenes.
-Se aboga por el enfrentamiento resuelto a los prejuicios raciales, de género, ante creencias religiosas, orientación sexual, u otros que limiten el ejercicio del derecho de los ciudadanos, entre ellos, ocupar cargos públicos, participar en organizaciones políticas, de masa y en la defensa de la Patria. También la Conferencia abordó el “silenciado tabú” de la violencia de género e intrafamiliar y la que se manifiesta en las comunidades acordando acciones para combatirla.
-En la lucha contra la corrupción, el PCC combatirá las manifestaciones de indisciplina social e ilegalidades, poniendo el acento central en que todos cubanos somos iguales ante la Ley; para ello, se fortalecerá el control popular y la oposición ante cualquier expresión de impunidad. Asimismo, la Conferencia reafirmó que los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución constituyen el documento rector en la “actualización del modelo económico cubano”. Hace énfasis en la necesidad de promover en el pueblo la cultura económica, jurídica, tributaria y medioambiental.
-La Conferencia analizó y aprobó la propuesta de limitar a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos fundamentales en el Partido, Estado y Gobierno. Además, redefinió algunas de las funciones del PCC; entre ellas, responder en todo el país a necesidades, quejas y denuncias de la población, así como elevar la formación política-ideológica de la militancia. En la política cultural fue reafirmado que, “Palabra a los Intelectuales” (1961) constituye el texto determinante de la política cultural en Cuba.
-Asimismo, se ratificó la voluntad del PCC de comunicar, de manera oportuna, objetiva, sistemática y transparente su política sobre los problemas, dificultades, insuficiencias y adversidades a enfrentar, eliminado las nocivas manifestaciones del secretismo. No quedó fuera de lo aprobado la necesidad de hacer mayor uso de las investigaciones sociales y estudios socio-políticos y de opinión en todos los ámbitos y sectores sociales del país. Se planteó trabajar en conceptualizar los fundamentos teóricos del “modelo económico-social cubano”.
-Finalmente, se enfatizó que lo medios de comunicación masiva reflejen por intermedio audiovisuales, la prensa escrita y digital, la realidad cubana en toda su diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial. Tampoco quedó fuera de lo discutido, aprovechar las nuevas tecnologías de la información y comunicaciones como herramientas para desarrollar el conocimiento, la economía y la actividad ideológica; exponer la imagen de Cuba y su verdad, así como combatir las acciones de subversión contra nuestro país.